Sábado 29 de noviembre, 2003. San José, Costa Rica.



Uno para el otro La bicicleta con la que Lance Armstrong ganó el Tour de Francia 2003 está hecha solo para campeones.

La montura del “Sheriff”

Bicicleta de Lance Armstrong está hecha con tecnología espacial

Javier PÉREZ DE ALBÉNIZ (*) / Al Día

Él es de hierro; ella, de carbono. Él generalmente viste de amarillo; ella, de negro mate y plata argenta. Él tiene una fortaleza mental asombrosa; ella, una ligereza física incomparable.

Él no conoció a su padre y ha superado una enfermedad terrible; ella fue engendrada por un grupo de ingenieros y mecánicos que piensa que ha creado un arma perfecta.

Él suele ser el primero en alcanzar la cima del Tourmalet, el Galibier y el Alpe d"Huez; ella es la única que puede mantener su ritmo.

Además:

  • Caballo de batalla
  • De lujo
  • Él gana tres millones de dólares (¢1.245 millones) al año; ella sólo cuesta $7.000 (¢2,9 millones).

    Él se llama Lance Armstrong, nació hace 32 años en Plano (Texas), pesa 77 kilos y superó con éxito el mayor reto de su carrera: ganar el quinto Tour de Francia de ciclismo consecutivo.

    Ella se llama Trek 5900 USPS, también ha nacido en Estados Unidos (Waterloo, Wisconsin), pesa 7.200 gramos, tiene el alma de fibras entrelazadas y el corazón de titanio.

    Son dos seres nacidos para correr. Dos misiles, uno relleno de músculos y otro de alta tecnología, que suman sus fuerzas para alcanzar la gloria.

    Dos organismos perfectos que se han unido para ganar. Porque la bicicleta de ruta Trek 5900 USPS es mucho más que la compañera inseparable de un gran campeón.

    Es un apéndice mecánico que se ha acoplado con precisión milimétrica en un privilegiado cuerpo humano.

    Grandeza en dos ruedas

    Sus bielas y sus pedales automáticos se han convertido en una prolongación de los gemelos rellenos de pólvora, del corredor norteamericano.

    El manillar recoge las vibraciones de un cerebro entrenado para sufrir y le ayuda a escoger la mejor trazada.

    Y por su horquilla corre la sangre que bombean los inagotables pulmones del corredor tejano. “No es un objeto muerto”, asegura el campeón, “puesto que está en constante evolución.

    Siempre podemos mejorarla, hacerla más fiable, más rígida, más liviana…”.

    La Unión Ciclista Internacional (UCI) no permite que las bicicletas de competición pesen menos de 6.700 gramos.

    La Trek de Armstrong sobrepasa por muy poco los siete kilos. Es una “bici” casi de serie de la talla 56, que el corredor ha modificado a su gusto.

    El ciclista texano no es un maniático, pero sí exige lo mejor a su montura.

    Mueve piezas para mejorar su posición geométrica, cambia el sillín de serie por otro de la misma marca, también de titanio, que se adapta mejor a su trasero…

    Y siempre que puede le lima unos gramos: para las duras etapas de montaña sustituye la palanca izquierda de frenos dual por otra más sencilla situada en el cuadro.

    Una alteración mecánica con la que logra arañar… ¡100 gramos!

    “Hemos diseñado esta bicicleta para ayudar a Armstrong a defender su maillot amarillo”, dicen en la fábrica Trek, un complejo de alta tecnología que se levanta en Wisconsin.

    Están orgullosos de poder comercializar un producto de alta competición, diseñado mediante tecnología espacial.

    Recogen los frutos de décadas de trabajo, en los que un grupo de ingenieros ha laborado duro con diferentes materiales, buscando los tres vértices del triángulo ciclista: ligereza, resistencia y fiabilidad.

    (*) Javier Pérez de Albéniz es periodista de El Mundo de España y autorizó la reproducción de su artículo en Al Día.


    Caballo de batalla

    La bicicleta de Lance Armstrong es más que una simple armadura de aluminio y fibra de carbono.

    Desviador de platos

    La caja de cadena es de una aleación de níquel. Es el secreto de este “Shimano Dura Ace FD7700” de 100 gramos, que reduce el peso de la pieza y mejora el nivel de abrasión a la hora de desplazar la cadena. Rápido y preciso.

    Manillar

    Fabricado en aluminio 7075T6, pesa apenas 230 gramos. El modelo Race Light, de la marca Bontrager, ofrece gran resistencia a la torsión, gracias a su tratamiento térmico. Transmite muy bien la fuerza de empuje que da el ciclista a la bici.

    Info: Bicicleta en detalle

    Sistema de palancas, freno-cambio

    Frena y al mismo tiempo cambia los piñones y los platos. El “Shimano Dura Ace ST7700B” ofrece una gran potencia de frenada y la fiabilidad de cambio de su sistema de rodamientos.

    Rueda

    La delantera tiene llantas de aro de aluminio de 23 milímetros de altura y 20 radios planos. Pesa 660 gramos. La rueda trasera tiene llantas de 21 milímetros de altura y 24 radios planos, todos desplazados a la izquierda, y pesa 870 gramos.

    Horquilla

    Una joya de 385 gramos. Ligera y resistente, la “Bontrager modelo Race X Light” está frabricada en fibra de carbono OCLV 110 y tiene el tubo de dirección en aluminio, termopegado con resina.

    Platos

    Reciben el impacto de las piernas del campeón. Son los “Shimano Dura Ace FC7701”, el pequeño con 42 dientes y el grande con 53 (para llano y media montaña). En los grandes puertos, Armstrong sustituye el pequeño por uno de 39 dientes.

    Sillín

    De serie es un “San Marco Aspide”, pero se ha cambiado por otro modelo, “Concor Light”. Tiene varillas de titanio y pesa 160 gramos. No lleva protección especial para la enfermedad de Armstrong (cáncer testicular que se extendió a cerebro y abdomen).

    Marco

    La joya de la corona. Fabricada en un material tan noble como el carbono, ligero y rígido. Este “CLV 110” pesa 1.100 gramos y está diseñado con una geometría agresiva para alta competición. A la vez, resulta cómodo para rodar muchos kilómetros.

    Juego de frenos

    Está equipado con un sistema de doble pivote. Su función es proporcionar un mayor efecto de apalancamiento, de los brazos del freno y mejorar la respuesta de control. Es un “Shimano Dura Ace BR7700”, de tacto muy suave y preciso.


    De lujo

    Los cuadros son el alma de la máquina de Armstrong, la columna vertebral sobre la cual construir la bicicleta perfecta.

    Por eso se fabrican a mano en un sector de la factoría Trek que permanece cerrado al resto del mundo.

    Una zona prohibida, incluso para el resto de los empleados de la fábrica, con el sagrado objetivo de guardar la fórmula mágica: el complejo proceso de manipulación de las fibras de carbono.

    Un conjunto de técnicas únicas de entrelazado y dirección que hacen que este material, el carbono OCLV 110, resulte un 30% más resistente y un 70% más ligero que el mejor de los aceros.

    Una tecnología de punta similar a la empleada en algunos cascos de barcos y fuselajes de aviones.

    El secreto está en lograr que un metro cuadrado de fibra de carbono de 100 gramos de peso, se convierta en un tubo flexible y resistente.

    Y en el sistema de unión de estos tubos hasta formar el cuadro, unos accesorios también de fibra de carbono que son termopegados con resina, sometida a altas temperaturas y que le dan el cuerpo y la consistencia necesarios a la fibra.

    El proceso es largo y delicado, pero el resultado merece la pena. Con un cuadro Trek de carbono como el que tiene Armstrong, se puede circular a toda velocidad y con la misma precisión por una pista de hielo y por los adoquinados paseos de los Campos Elíseos.

    “El mejor jinete debe tener la mejor montura”. Esta frase, que los estudiosos del Lejano Oeste ponen en boca de Buffalo Bill Cody, resume el espíritu de aquellos que se deslizan sobre el mundo subidos en una montura. Jinetes, motoristas y, por supuesto, ciclistas, buscan el mejor compañero de viaje.

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